viernes, 13 de abril de 2012

Facturas del 10.000

Nadie dijo que fuera a ser fácil, sabíamos a lo que veníamos, a lo que nos enfrentábamos. Ya nos habían dicho que el 10.000 no era cosa de débiles, que para correrlo hay que tenerlo todo en su sitio. Iba a ser duro, eso ya lo sabíamos y también que íbamos a sufrir.

Las dos primeras semanas se han ido cumpliendo los objetivos sin ningún problema físico, todo normal. Los problemas han empezado a llegar al final de la tercera semana, tanto para mí, como para mi compañero Víctor. Muchas sesiones, muchos kilómetros, muchos esfuerzos en muy poco tiempo, han dado como resultado lo que suele dar la carga de trabajo: problemas. Dentro de estos, lo que ha acontecido ha sido de lo más leve que podría haber pasado. Lejos de roturas o semejantes, lo que ha pasado en mi caso ha sido cosa de pocos días y no ha impedido la realización de las sesiones. Las molestias se han producido en la parte posterior de la rodilla, en la parte alta del gemelo. Sin llegar a saber en ningún momento de qué se trataba, el dolor causaba una sensación de inseguridad que más que producirse por la intensidad de este, tenía su origen en el hecho de ir pensando constantemente que aquello podía petar y dar por acabada la aventura del 10.000, de sumar otra desilusión en esta temporada, otro fracaso. Con origen las series rápidas del jueves tarde, el viernes por la mañana, al salir a dar un paseo, empecé a notar algo. El dolor ha ido yendo a más cada día, en cada entrenamiento, hasta el punto de que este dificultara incluso el caminar. Tocó techo el lunes con las series, y a partir de ahí, cada día ha ido a menos, hasta el punto de que hoy viernes casi no se ha notado, gracias en gran parte a los masajes de mi padre. El asunto de Víctor es más delicado: inflamación en los ligamentos de la rodilla. Sus molestias sí que le han hecho parar y perderse, entre otros, el último día de series. Hoy solo ha podido hacer bici pero gracias a los esfuerzos del fisio y al trabajo que está realizando, parece ser que si que podrá intentar el asalto a la mínima mundialista.

Con todo esto se demuestra que el trabajo de los entrenamientos ha de concordar con  el trabajo realizado fuera de ellos. Si la recuperación es inferior al desgaste, el desenlace no puede ser otro: lesión. De mayor o menor intensidad, las molestias siempre aparecen, y la  probabilidad de que esto pase es proporcional a la carga de trabajo, contra más kilómetros se acumulan. Siendo la prueba que es, no es de extrañar que hayan aparecido estos problemas, pero que, si no se vuelven a torcer las cosas, no nos impedirán luchar en cada una de las 25 vueltas que el lunes 16 nos esperan en Castellón. Como era de esperar, el 10.000, pasa factura.

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