Todos hemos tenido un día que dices "hoy, se han alineado todas las fuerzas del universo en contra mía".
Se disputaba la primera jornada del campeonato de España junior de pista cubierta en San Sebastián, sábado. Todo era como debe ser una previa a una competición: no estreses, relajación y haciendo las cosas como siempre. Por la mañana un paseo por San Sebastián y después de comer, concentración en la habitación antes de ir a pista.
En el calentamiento todo normal, buenas sensaciones, físicas y mentales: había que morir en el tartán. Antes de ir a cámara de llamadas, paso por la grada a recoger la mochila. Delante de ella y sin abrirla me vino a la cabeza un flash: no había metido los clavos en la mochila. Deseando que aquello fuera solo imaginación fruto de los nervios. La abrí, no estaban. No se puede describir la sensación que tuve en ese momento: a apenas 20 minutos del inicio de la prueba estaba sin zapatillas para correr la competición más importante de la temporada. La misión era encontrar unas zapatillas de clavos, de las de correr, de mi talla y que no estuvieran ocupadas; cosa que era complicado ya que todas las pruebas se disputaban justo antes o justo después de la mía. Después de un par de negativas me dirigí a cámara de llamadas donde encontré mi salvador: Pablo Olmedo que corría justo antes que yo. Le di un beso, joder que nervios. Cuando acabó me las dejó e inmediatamente salida a pista.
En la linea de salida estaba sin miedo a nada, no tenía nada que perder y, lo relacionado con la carrera del fin de semana anterior, las ganas de compensar tal despropósito deportivo, fueron los pilares de aquella motivación. Se dio la salida y me puse detrás "no presiones, la carrera es muy larga". Con solo la primera vuelta ya se pudo ver que iba a ser muy rápida. Durante toda la carrera me encontré muy bien, ningún dolor y pocos empujones. Hasta la mitad de la carrera me mantuve escondido, momento en el que decidí ponerme 3º, empezaba lo bueno. A falta de 1km se incrementó el ritmo pero no lo suficiente y falta de 700m., aparecí. Me veía bien, había que jugársela ¿a qué habíamos venido?. Si esperaba más el cambio sería muy fuerte y no tendría opciones, era la hora. Me puse primero y subí el ritmo, no se descolgaron y a falta de 400m. vino el cambio fuerte, esta vez por parte de Arthur Bossy. Me pasaron 4, intenté seguir a la cabeza pero no pude. Sin embargo, el que marchaba en ese momento 4º se vino a bajo y a falta de 300m. le di caza. En ese momento supe que tenía los deberes hechos, iva 4º de España siendo de primer año. La última vuelta fue todavía más rápida y faltó realmente poco para dar alcanzar al 3er. clasificado. La recta de meta fue para disfrutarla y de celebración y al cruzar la linea me tumbé en el suelo, nunca había hecho eso. No podía pedir más, estaba muy satisfecho con la carrera que había llevado a cabo.
De vuelta a la grada hubieron felicitaciones, que felicidad. Allí le devolví las zapatillas a su dueño y me senté a ver el resto de las pruebas. Al cabo de 20 minutos fui a ver los resultados, quería ver mi 4º puesto y de paso el tiempo. Miré y en el 4º puesto no aparecía mi nombre "¿que es esto?". Seguí mirando y comprobé que aparecía en última posición. En el tiempo aparecía DS (163.3). Es decir, descalificado por el artículo 163.3. Enseguida fui a ver que era eso y me enseñaron el reglamento "Ha corrido por la línea interior de su calle en curva". Comencé a intentar recordar donde pude haberme metido por dentro y todavía sigo en la misma cuestión. Realmente era fácil pisar la linea ya que no existía ningún elemento (como las cuerda metálica) que sirviera de referencia. Y si a esto se le añade que en la final participan 15 atletas, el resultado no puede ser otro: roces, choques, empujones... Lo verdaderamente extraño es que se hayan descalificado a 4 atletas en una misma prueba, y más en una de fondo, donde la diferencia de tiempo debida a la invasión es prácticamente nula, y que en los últimos años no haya habido ni un solo caso de esta irregularidad. La mano dura de un juez que ha pretendido ser el centro de atención ha tirado por tierra los esfuerzos de 4 atletas que, sin cometer una infracción reseñable, se han visto fuera de la carrera. El juez que acompañaba a la expedición del Playas comentaba que "no tiene sentido, esto que han hecho no es correcto...". Después de escuchar esto y las explicaciones del juez ante la reclamación del playas ("tenemos que hacer esto porque es el espíritu de la norma"), solo queda un sentimiento: impotencia. Segundo esfuerzo en vano en 15 días: las dos competiciones más importantes del año y sobre las que se han basado todo el entrenamiento de la temporada, se han saldado con una pésima actuación y con una descalificación.
7 meses de preparación para esta carrera, desde septiembre, que dieron sus frutos y que fueron comidos por otros. La sensación con la que me quedo es que he ganado a los otros 11 atletas de forma totalmente legal y que ese 4º puesto ha sido mio, por mucho que las clasificaciones digan. Moralmente 4º, moralmente, 4º de España.