domingo, 25 de noviembre de 2012

El fin de un sueño


Último asalto, ya no habrían más oportunidades. Última opción de demostrar porqué piensas que debes estar en ese selecto grupo de 6 atletas que viajará a Budapest el próximo 9 de diciembre.

No iba a ser tarea fácil, pero creía en mi mismo. Después de la carrera de Quintanar, en la que conseguí vencer, y de los resultados en Soria de los que me sucedieron en esa victoria, creía que tenía derecho a creerme el sueño europeo. Si todo salía igual que en Quintanar, estar entre los 5 primeros en Alcobendas tendría que ser una realidad. A pesar de la mala actuación en Soria sabia que mi posición real no tendría que ser esa trigésimo segunda lograda hace una semana.

A la dificultad lógica del reto se añadiría otra, la de tener que ir en el mismo día a Madrid. Lo ideal sería ir el día anterior y dormir ya en la zona para no despertarse a las 5:30 de la mañana y cruzarte media España en coche. Pero no es escusa para justificar lo que hoy ha ocurrido.

Después de llegar y comprobar los encantadores desniveles con los que contaba el circuito y saludar algunas amistades que hoy dejarían de serlo durante 20 minutos para convertise en rivales, el ambiente comenzaba a cargarse de tensión. No es para menos.

Calentando, las sensaciones se podría decir que eran normales, incluso un poco mejores de lo que acostumbra. Me sentía fuerte. Había que ir a por ello. En la linea de salida, grandes atletas. El nivel es digno de un campeonato de España. Pistoletazo.

Salida rápida a la par que limpia. Respeto en los primeros metros y esperando reacciones. Se pone en cabeza el favorito a la victoria, el actual campeon de España de cross, Angel Ronco, que se encarga de poner la carrera a su gusto, es decir, a ritmo rápido. Éste y otro de los favoritos, David Lorenzo, se distancian unos 5 metros del resto. Me encuentro bien, de momento asimilo el ritmo y decido pegarme a ellos, hemos venido a jugárnosla. Recorremos un kilómetro y medio en esta situación hasta que Ángel decide dar otro apretón. Es suficiente para que me descuelgue.
A partir de aquí empieza una nueva carrera. Los metros van pasando lentamente y las fuerzas escasean, lo que hace que haya barra libre de adelantamientos. Poco a poco veo como ese sueño que había venido a buscar a Alcobendas se va escapando. Paso del tercero al cuarto, quinto... Ya no hay nada que hacer. A falta de 3km mi objetivo pasa de intentar clasificar para el europeo a intentar acabar lo menos atrás posible. Las piernas están muy cargadas y no van al ritmo que desearía. Octavo, noveno, décimo... Se me pasa por la cabeza retirarme pero es solo un pensamiento fugaz. Hacer 1000km  en un día para luego no llegar a meta... no se contempla esa posibilidad. Hay que sufrir. La última cuesta importante se me hace un muro, pero hay que llegar. Onceavo, doceavo, treceavo... A falta de 700m me coloco en decimocuarta posición y en ese discreto puesto cruzo la linea de meta. 

A pesar de no haber conseguido ni de lejos el objetivo, al llegar estoy contento. Contento de haber hecho todo lo que estaba en mi mano y piernas. Contento por saber que la forma es buena a principio de temporada y que aún queda muchas citas importantes. Contento a pesar de que haya finalizado sin éxito un sueño.

Me quedo con la intriga de porqué en Quintanar tuve tal superioridad sobre los que hoy se han mostrado tan enormemente superiores a mi. Pero si allí gané es porque no estoy tan mal como he demostrado la semana pasada en Soria y hoy en Alcobendas.

Con todo, solo me queda felicitar a los que, en pocos días, serán nombrados como representantes de nuestro país en Budapest de aquí 15 días. Enhorabuena.


viernes, 23 de noviembre de 2012

La casa de la costa


Cada vez creo más firmemente que algo no funciona bien dentro de nuestras fronteras, algo que tenga que ver con la situación que atravesamos. Expongo ahora una de las cosas que me llevan a esta conclusión y espero llevaros a la reflexión:

Mi familia posee una pequeña casa heredada en primera linea de playa (a unos 30m de la orilla), la cual presenta un estado bastante deteriorado debido a la falta de uso. Pero esta dejadez no ha sido por voluntad propia.

La Ley de Costas (que regula la edificación en zonas costeras) ha ido cambiando y ampliando la distancia mínima que cualquier edificación ha de mantener con la línea de la costa, por lo que los afectados han tenido que ir reformando las casas para adaptarse a la nueva legislación. Pero esta misma ley de costas impide vender, alquilar o REFORMAR (excepto para lo expuesto anteriormente) todas aquellas viviendas que se encuentran en una situación como la que planteo, lindando con dicho límite.

Es decir, te toca gastarte la pasta para adaptarte a mis nuevas medidas pero tu no puedes gastártela en mantener tu propia vivienda con unas condiciones mínimas de habitabilidad.

Después de estar 15 años pagando un impuesto de la Ley de Costas (que no se sabe muy bien a que obedece) y de no poder hacer ningún uso de ella mas que el de  resignarse a visitarla de vez en cuando para comprobar que aún sigue en pie, hoy ha llegado una amistosa carta de la institución competente. En ella nos comunican que, debido al desuso de la vivienda y al mal estado que presenta, se declara "en ruina", por lo que Costas se apodera de la construcción. Además, en la carta se argumentaba que no se había pagado las tasas, procediendo así al embargo.

Una vez llegada esta situación se siente... ¿impotencia?¿temor por ver que hasta los que imponen las reglas se saltan las mismas?Uno se pregunta si todo funciona realmente de esta manera.

Te niegan el uso de lo que es tuyo, te hacen pagar, te quitan la casa y te tachan de moroso. Eso lo hace cualquier ciudadano y al poco tiempo está declarando delante de un juez. Pero vivimos en un gran país en el que cosas como estas suceden día a día y que no hacen mas que mostrar una pequeña parte de la mentalidad y el espíritu de avaricia e interés por el bien propio que hacen que este país se vaya colocando en la situación que poco a poco va trabajándose.