Esta tarde después de comprobar que no había rotura, tocaba ponerse las pilas y ir de cabeza al fisio. Este me ha dado la gran alegría: "llegarás al domingo". La alegría duró exactamente 2 minutos, lo que tardó en explicarme en que iba a consistir la sesión que íbamos a empezar. El tratamiento consistía en clavar agujas en la zona afectada (la que más duele) y luego, para acabar de rematar el asunto, pasar por ellas una corriente eléctrica. Después de escuchar estas palabras saliendo de su boca me he puesto boca abajo y no he querido ver nada de lo que arriba sucedía. Pero vosotros si que lo vais a poder ver:
Después de esta sesión ha llegado lo que más estaba deseando: volver a correr. Aún con molestias después de los calambres, los 15 minutos de carrera han sido un mejorar constante en cuanto a sensaciones de la pierna. Mañana otra sesión para acabar de poner todo en su sitio y rodar también un poco más. Muy ilusionado con esta mejora y ya con ganas de que termina esta corta pero estresante etapa. ¡VAMOS!
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