domingo, 8 de enero de 2012

Algo para soñar

No las tenía todas conmigo. El constipado arrastrado desde comienzos de año no presagiaba una carrera en condiciones. Después de pasar la víspera y la noche anterior a la carrera en casa de mis primos, el despertar no fue ni mucho menos uno de esos previos a las grandes actuaciones.

Justo pasar el umbral de la puerta principal velódromo Lluís Puig el corazón se aceleró de manera repentina, recuerdos nerviosos de anteriores carreras, de anteriores logros pero también de anteriores fracasos. Después de la rutina previa a la competición (dorsal, relaz y parada técnica), empezó el calentamiento. Seguían las sensaciones raras, lento y sin mucha chispa pero con la cabeza en su sitio.

Se da la salida y enseguida el alto nivel de los inscritos se hizo notar, momento de controlar y buscar el ritmo. Primer kilómetro por debajo de lo pretendido, había que aflojar un poco a pesar de que los rivales mantenían. Se mantuvo la dinámica de la carrera, en el segundo kilómetro, momento en el que las liebres se fueron y con ellos David Morcillo, que después de un largo viaje desde su tierra, no pudo con las exigencias de la prueba. En la última parte las sensaciones eran buenas, era el momento. Pude incrementar el ritmo y los rivales empezaron a caer, siendo el último kilómetro el más rápido y haciendo los últimos 400 metros en 58 segundos. Al llegar a meta mirada al crono y manos a la cabeza. 8:38 marcaba el aparato, algo que escapaba de las mejores previsiones. Aún intentando asimilar la marca, saludo a los rivales y a la familia de Valencia, la cual había hecho las veces de hostelero en las horas previas a la carrera.

Una buena carrera, no cabe duda, y un entrenamiento que va dando sus frutos. Esto es lo que va dando de si el 2012  y espero que siga la misma dinámica. Empiezan a haber motivos para soñar.

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