lunes, 9 de septiembre de 2013

Un buen comienzo

Septiembre. O un sinónimo: comienzo.
Es a lo que nos suena el nombre de este mes, un nombre que nos regala un sentimiento que roza la penumbra cuando lo escuchamos. Es el inicio, otra vez. Todo lo anterior se corta en seco y nuestros pies vuelven a tocar el suelo.  Es el mes del cambio.
Hoy por ejemplo, en mi caso, ha empezado el curso académico: ese embarazo de 9 meses en el que te levantas a la misma hora que te acostabas tan solo unos días atrás. Pero, llamadme loco, tenía ganas. Y ahora explico por qué:
Todo empieza a principios de julio, recién terminada la temporada atlética, cuando mi entrenador me explica que empezara a entrenar antes. La pregunta es ¿cuánto antes? Y… ¿para qué? Pues para preparar el campeonato de Europa por clubes de pista, a celebrar en Brno (República Checa) los días 20 y 21 de septiembre: notición al canto y primer plus de motivación para recuperarme de la lesión y volver a los entrenamientos. Dicho esto seguí con el tratamiento y el 18 de julio cayó el primer entrenamiento de la temporada. Sí, 18 de julio… Qué risa Maria Luisa entrenar en pleno verano… Tengo que decir que los entrenamientos empezaron  tan pronto porque estaba saliendo de la lesión y queríamos riesgo 0, por lo que los primeros días fueron muy suaves. Cada día que pasaba ese ritmo suave se hacía un 1% más fuerte, ganando en intensidad y duración en cada sesión. Tenía ganas, ilusión, fuerza por intentar volver a los niveles de las temporadas anteriores, de vencer los miedos y de hacer las cosas con cabeza.
Así fueron pasando los días de julio, con sudadas épicas y entrenamientos que poco a poco iban adquiriendo autoridad.  Y entonces, llegó agosto: mar de festivales y desierto de rutinas. Han sido solo veinte días, 3 semanas, pero la actividad ha sido memorable. A pesar de asistir al Arenal Sound y a las fiestas consecutivas de los pueblos, los 5 días de entrenamiento a la semana no los ha tocado ni Steve Aoki. En este tiempo se ha vuelto a demostrar por enésima vez que la fiesta y el deporte en niveles altos son total y absolutamente incompatibles, por lo que una de las dos tiene que ceder. Y lógicamente, después de la confianza que se ha depositado en mí, tenía que ser la fiesta. Así que sin renunciar a ella tocó tomarla como si de tabasco se tratara para poder estar lo menos mal posible al día siguiente y entrenar a nivel decente. Pero sin duda, no es lo mismo. No son las mismas sensaciones, no es el mismo bienestar, no te encuentras bien mientras corres, sufres sin disfrutar. Y eso, repetido 20 veces, acaba saturando. No hay mejor fórmula que rutina, descanso y constancia. Septiembre está aquí.
Cogido de su mano llegó una prueba de fuego para ver si este mes y medio de entrenamientos en el infierno había servido para algo o simplemente la fiesta había pesado más que el esfuerzo. Esa prueba tuvo lugar el pasado 6 de septiembre y consistió en realizar un test de 2000 metros y a continuación uno de 1000 metros. El resultado fue mucho mejor de lo que esperaba, sin duda. Me quedé sorprendido. Nunca había corrido tan rápido un 2.000 en un entrenamiento. ¡Y eso que estamos a principio de temporada! Después de esas buenas sensaciones solo puedo decir que estamos en el buen camino para dar la talla de aquí dos semanas en Brno.

Septiembre, un buen comienzo.

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