lunes, 14 de enero de 2013

Quedan 3 semanas

Estaba motivado, era el día. Las sensaciones eran buenas y los entrenamientos de la anterior semana lo respaldaban. Era el día D, era hora de entrar en el panorama nacional con contundencia. Pero las sensaciones son solo eso, sensaciones. Y de eso no se vive.

Todo me hacía pensar que el objetivo marcado sería alcanzado. Lo había hecho todo como siempre antes de competir, los entrenamientos  terminados días antes auguraban una buena marca, estaba trabajando a mayor nivel que el año pasado a estas alturas, estaba todo encarrilado... Solo faltaba rematar la faena en la pista, traducir en un tiempo todo lo que se había trabajado hasta ahora, demostrar. Pero por no se que motivo aún, si por el día, por ser la primera competición en pista o por simplemente no estar con la actitud necesaria, el tiempo que marcó el crono se alejó, y no poco, de las expectativas marcadas.

Concretamente el tiempo que marcó el desagradecido aparato me devuelve a niveles de hace 2 años. Jodidamente increíble. Esto no me haría sentir incómodo si los resultados a lo largo de lo que llevamos de temporada hubieran estado a la altura de lo que hice este fin de semana. Pero encontrándome mejor que nunca y entrenando como nunca ( y esto ya no son sensaciones, son tiempos) no estaría de más que las piernas dieran lo mismo en competición que en el día a día.

Irregular. Cada vez veo que ese término me identifica más y no es algo que me llene de orgullo y satisfacción. Muchas cosas van a cambiar a partir de ahora, esto ha sido un toque de atención de que algo se está haciendo mal, y que por tanto, hay que corregir. Como ya he dicho, desconozco quién es el gafe, pero como dé con él, alfombra roja hacia la puerta.

Después de la decepción inicial, el cielo empezó a abrirse gracias a grandes atletas y mejores personas que están alrededor y que te hacen cambiar mentalidad rápidamente. Pasar del término complicación a nuevo reto. Más ganas de pelear y de volver al sitio en el que se ha conseguido estar estos últimos años es en lo que se ha traducido esta última batalla.

No sé si lo que ha pasado en la última competición ha sido mala suerte o que realmente este es todo el potencial del que dispongo y tampoco sé si de aquí 3 semanas, cuando llegue la avalancha de grandes citas con el europeo de cross por clubes abriendo camino, estaré en buena forma, pero lo que sí puedo garantizar es que el tiempo que resta hasta el momento en que verdaderamente hay que estar bien, voy a hacer todo lo que esté en mi mano para no defraudar a los que confiaron en mí.

Pocas veces me ha pasado esto, pero, a día de hoy, me da igual la cifra que marque ese bicho. Sé que no lo he hecho tan mal como para realmente hacer lo que hice... pero también sé que no lo he hecho tan bien para conseguir lo que merezco. Y eso es lo que quiero remediar en estas 3 semanas.

El próximo 3 de febrero las cosas empezarán a ponerse más tensas que los calzones de Nacho Vidal, con el europeo de cross por clubes en Castellón. A partir de ahí, una sucesión interminable de competiciones que ocupará hasta finales de marzo en las que habrá que dejarse la vida para hacerse un hueco en esta jaula de leones.

Con todo ello, solo queda centrarse y darlo todo de aquí al 3 de febrero para, por lo menos, poder darle algo de guerra a los mejores.

Cabeza alta, trabajo duro y a esperar la siguiente. Quedan 3 semanas.

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