martes, 24 de julio de 2012

La fe en Bolt

El invencible en el punto de mira. Quien lo iba a pensar hace 3 años cuando el rey de la velocidad del momento se convertía en el hombre más rápido de la historia. Usaint Bolt, de 22 años, batía el récord mundial del hectómetro en posesión de su compatriota Asafa Powell con una facilidad y superioridad que a todos nos hacía preguntarnos hasta donde iba a poder llegar este nuevo concepto de velocista. Más tarde, ese 9.69 dejó atónito al mundo entero y consagró al jamaicano de 1'95m. de altura como rey absoluto de la velocidad pura, nadie le hacía sombra.
Al año siguiente, en 2009, llegó uno de los momentos cumbre de la historia del atletismo y uno de los acontecimientos deportivos que más desconcertó a opinión pública y expertos en la materia. Durante los mundiales de Berlín, Usaint Bolt demostró al mundo entero que los límites fijados por el conocimiento del hombre pueden ser franqueados, dejando las previsiones más optimistas de los entendidos en ridículas expectativas. En la final de los 100 metros lisos más rápida de la historia, el genio biomecánico del S.XXI conseguía parar el crono en 9.58. Todo calificativo, expresión o comparación era insuficiente. Aquello que acaba de hacer ese chaval era inexplicable: más de una décima de segundo más rápido que su anterior récord de hacía tan solo un año. Sobrehumano. Pero para alegría del atletismo y del planeta, Bolt tenía otra de las suyas preparada. 4 días después, en los 200 metros lisos, volvía a dejar atrás cualquier previsión, marcando 19.19 y dejando el récord del mundo del mismísimo Michael Jonshon en un registro más propio de un entrenamiento.

Era el intocable, el invencible, el nuevo hijo del viento, insuperable, leyenda viva. Usaint Bolt, el triple campeón olímpico y récord del mundo parecía no tener límites ni rival. Cualquiera lo pensaba hasta que otro joven, también jamaicano, empezó a sembrar dudas marcando unos estratosféricos 19.26 en la media vuelta a la pista, el mismo año 2011 en el que Usaint no lograba bajar de 19.40. Ahora, aún con 22 años, ha conseguido algo que mucha gente creía improbable: ganar a Bolt a un mes de una gran cita. Y además, por partida doble. En los trials de Jamaica clasificatorios para los Juegos Olímpicos de Londres, Yohan Blake pasaba por encima del gigante Bolt con un tiempo de 9'75, batiendo el récord de la pista de Kingston y convirtiéndose en el cuarto hombre más rápido de la historia. Bolt paró el crono en 9'86. Un mundo. Dos días más tarde, Blake volvió a desbancar a su compañero, esta vez en los 200, logrando la mejor marca mundial del año con 19.80, mientras que Bolt se quedó en 19.83. Aquí la ventaja fue menor, ya que en esta prueba el factor altura que tanto achaca Bolt en la salida, es un punto a favor en la recta, donde se traduce en una mayor amplitud de zancada. Esto marcará las diferencias.
Sendas derrotas de Bolt han tenido menos repercusión de la que deberían. Todo el mundo cree que al final ganará, lo que le ha pasado es un desliz, cómo va a perder Usaint Bolt. La gente no se da cuenta que un atleta ha sido mejor que él, derrotándole en dos días distintos, por lo que el factor descuido es muy difícil que se haya dado. El nombre de Usain St. Leo Bolt es tan grande que impide  ver con claridad el panorama deportivo tal y como es: hay un hombre, Yohan Blake, que ha sido reiteradamente superior a otro, Usaint Bolt. Este último nos ha dejado tan marcados e impactados que no creemos posible que haya otro humano que en las mismas condiciones sea más rápido que él. Incluso algunos dijeron que  se había dejado ganar... Éstos no han sido atletas.
Bolt no está en su mejor versión pero tampoco está mal de forma. No está siendo el Bolt de Pekín o Berlín, el Bolt de la superioridad indiscutible, pero marcó 9.76 en Roma a finales de mayo. Eso hace 5 años sería WR. La causa de esta "decadencia" de Bolt tiene que ver en parte con una escoliosis en la parte inferior de la espalda, la cual afecta a su rendimiento y a la carrera, sobretodo en la importante fase de erguir el cuerpo en la aceleración. Este problema ya está en manos de un médico alemán, el cual afirma, para alivio del espectáculo y de los aficionados a la buena competición, que estará listo para Londres. Ojala sea cierto.
Lo único seguro es que el próximo 5 de agosto a las 22:50, el mundo se parará, y perderá poco menos de 10 segundos de su vida en dirigir una mirada hacia el estadio olímpico de la capital del Támesis para ver la que se prepara como la final de los 100 metros lisos más rápida de la historia. No sabemos si estará Bolt, o Blake, o Gay, Powell, Gatlin, Bledman, Ashmeade, Frarter... El atletismo es un misterio, no siempre ganan los mejores. Pero sí hay candidatos. Y Blake ha conseguido ser el favorito real al oro olímpico, sobretodo en el 100, aunque la multitud, las casas de apuestas y fieles a Bolt, digan lo contrario. Los hechos están ahí, al igual que las marcas. Otra cosa es hacer la vista gorda y preferir tener fe ciega en el dios de la velocidad.

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