Al año siguiente,
en 2009, llegó uno de los momentos cumbre de la historia del atletismo y uno de
los acontecimientos deportivos que más desconcertó a opinión pública y expertos
en la materia. Durante los mundiales de Berlín, Usaint Bolt demostró al mundo
entero que los límites fijados por el conocimiento del hombre pueden ser
franqueados, dejando las previsiones más optimistas de los entendidos en
ridículas expectativas. En la final de los 100 metros lisos más rápida de la
historia, el genio biomecánico del S.XXI conseguía parar el crono en 9.58. Todo
calificativo, expresión o comparación era insuficiente. Aquello que acaba de
hacer ese chaval era inexplicable: más de una décima de segundo más rápido que
su anterior récord de hacía tan solo un año. Sobrehumano. Pero para
alegría del atletismo y del planeta, Bolt tenía otra de las suyas preparada. 4
días después, en los 200 metros lisos, volvía a dejar atrás cualquier
previsión, marcando 19.19 y dejando el récord del mundo del mismísimo Michael
Jonshon en un registro más propio de un entrenamiento.
Era el
intocable, el invencible, el nuevo hijo del viento, insuperable, leyenda viva.
Usaint Bolt, el triple campeón olímpico y récord del mundo parecía no tener límites
ni rival. Cualquiera lo pensaba hasta que otro joven, también jamaicano, empezó
a sembrar dudas marcando unos estratosféricos 19.26 en la media vuelta a la
pista, el mismo año 2011 en el que Usaint no lograba bajar de 19.40. Ahora, aún con 22
años, ha conseguido algo que mucha gente creía improbable: ganar
a Bolt a un mes de una gran cita. Y además, por partida doble. En los trials de
Jamaica clasificatorios para los Juegos Olímpicos de Londres, Yohan Blake
pasaba por encima del gigante Bolt con un tiempo de 9'75, batiendo el récord de
la pista de Kingston y convirtiéndose en el cuarto hombre más rápido de la
historia. Bolt paró el crono en 9'86. Un mundo. Dos días más tarde, Blake
volvió a desbancar a su compañero, esta vez en los 200, logrando la mejor marca
mundial del año con 19.80, mientras que Bolt se quedó en 19.83. Aquí la ventaja
fue menor, ya que en esta prueba el factor altura que tanto achaca Bolt en la
salida, es un punto a favor en la recta, donde se traduce en una mayor amplitud
de zancada. Esto marcará las diferencias.
Sendas
derrotas de Bolt han tenido menos repercusión de la que deberían. Todo el mundo
cree que al final ganará, lo que le ha pasado es un desliz, cómo va a perder
Usaint Bolt. La gente no se da cuenta que un atleta ha sido mejor que él,
derrotándole en dos días distintos, por lo que el factor descuido es muy difícil que se haya dado. El nombre de Usain St. Leo Bolt es tan grande que
impide ver con claridad el panorama deportivo
tal y como es: hay un hombre, Yohan Blake, que ha sido reiteradamente superior
a otro, Usaint Bolt. Este último nos ha dejado tan marcados e impactados que no
creemos posible que haya otro humano que en las mismas condiciones sea más
rápido que él. Incluso algunos dijeron que
se había dejado ganar... Éstos no han sido atletas.
Bolt no está
en su mejor versión pero tampoco está mal de forma. No está siendo el Bolt de
Pekín o Berlín, el Bolt de la superioridad indiscutible, pero marcó 9.76 en
Roma a finales de mayo. Eso hace 5 años sería WR. La causa de esta "decadencia"
de Bolt tiene que ver en parte con una escoliosis en la parte inferior de la
espalda, la cual afecta a su rendimiento y a la carrera, sobretodo en la
importante fase de erguir el cuerpo en la aceleración. Este problema ya está en
manos de un médico alemán, el cual afirma, para alivio del espectáculo y de los
aficionados a la buena competición, que estará listo para Londres. Ojala sea cierto.
Lo único
seguro es que el próximo 5 de agosto a las 22:50, el mundo se parará, y perderá
poco menos de 10 segundos de su vida en dirigir una mirada hacia el estadio
olímpico de la capital del Támesis para ver la que se prepara como la final de
los 100 metros lisos más rápida de la historia. No sabemos si estará Bolt, o
Blake, o Gay, Powell, Gatlin, Bledman, Ashmeade, Frarter... El atletismo es un
misterio, no siempre ganan los mejores. Pero sí hay candidatos. Y Blake ha
conseguido ser el favorito real al oro olímpico, sobretodo en el 100, aunque la
multitud, las casas de apuestas y fieles a Bolt, digan lo contrario. Los hechos
están ahí, al igual que las marcas. Otra cosa es hacer la vista gorda y
preferir tener fe ciega en el dios de la velocidad.
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