miércoles, 5 de junio de 2013

La gente

Es una sensación tan extraña, tan difícil... Es tal la impotencia...

4 de junio, finales de temporada. La gente prepara los campeonatos de España. Entrena, corre, se supera, sufre, disfruta... La gente está en el momento cumbre del año, justo cuando debe, donde mejor se tiene que estar. 
Les dicen el entrenamiento que les toca. Primero resoplan. Luego, se ponen las zapatillas y echan a correr. Simplemente vuelan. 
La gente sigue con su rutina del día a día: llegar a la pista e intentar alcanzar el límite que su cuerpo les marca. En cierto modo, formo parte de la gente.

1 mes, 4 semanas, 30 días... y esto sigue sin echar a volar. El más discreto de los dolores se ha convertido en el mayor muro, un muro que deja unos límites muy cercanos.
Semana tras semana pensando que al lunes siguiente al empezar todo volvería a la normalidad, al lunes siguiente empezaría la lucha por intentar llegar... Pero el lunes siguiente era igual que el anterior, misma sensación, mismo dolor, mismo sentimiento. 
A pesar, clima de optimismo, de fe, de no tirar la toalla, de seguir luchando, animado... pero al final, ella decide. Si ella dice que no, hay que obedecer. 
¿Cuál sería la palabra?¿Encerrado? Yo creo que sí. 


Después de un año en el que me he visto obligado a dejar de lado cosas y personas muy importantes por intentar compaginar dos vidas siento que este no es el final más justo a una temporada que en breves terminará. Estaba siendo difícil, sí, pero estaba siendo. Siempre deprisa de un lado a otro, siempre aprovechando cada minuto, pero disfrutando. Disfrutando de estar cumpliendo el ambicioso objetivo que en septiembre me marqué. Atletismo y universidad alejada. Difícil combinación. Pero posible.
Y cuando mejor estaba yendo la cosa, cuando todo parecía estar en relativa calma y empezaba a volar de nuevo... 


Se torció el asunto. Dique seco. Una, dos ,tres, cuatro semanas. Y ella sigue sin dejarme volar.
Ahora ya no hay tiempo, no se puede llegar. Apenas un mes hasta la cita clave y el límite que me pone la rodilla sigue siendo muy cercano. Apenas unas zancadas lentas. 
Es difícil aceptarlo, pero milagros en el atletismo no hay. Impotencia.


Alegra ver a la gente superarse. Tu les preguntas, y ellos te responden con una sonrisa. Una sonrisa de haber rebasado su límite anterior. 
Alegra ver a la gente, porque en la temporada que viene lo serás.

1 comentario:

  1. vete a pablo escribá, 70 pavos tienen la culpa y te deja arreglao, eso si, está en alboraia,

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