Se dice que un 4 de septiembre de 2012 una nueva generación
de alumnos ingresó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la
Universidad Politécnica de Valencia con ganas de ser y hacer lo que más les
gustaba. Era el grupo B.
Este grupo iría convirtiéndose, poco a poco, en algo así
como una gran familia, cuya amistad perduraría en el tiempo hasta que ellos
mismos determinaran.
Aún así, y como es normal, el comienzo de curso fue un mar
de incertidumbre, de confusión: nuevos métodos, nuevas formas, nuevas gentes… Estas gentes empezaron a establecer lazos, lo
cual derivó en pequeños grupos, que no pretendían más que hacer frente a la
inmensidad de la clase. Aquí es donde se
ven las raíces de las fuertes amistades.
Conforme avanzaban las semanas la gente empezaba a encontrar
en los otros rasgos que ellos mismos tenían, descubriendo, poco a poco, que la
gente de la que se rodeaba tenía muchas cosas en común con ellos mismos. Y, no mucho tiempo después de haber empezado
el curso, los pequeños grupos comenzaron a unirse en un solo conjunto, que
abarcaría el 50% de la clase y que acabaría llamándose, por razones académicas “
La Segunda Crujía”.
Este nuevo grupo empezaría a afrontar realmente la carrera
de arquitectura sufriendo, ayudándose, riendo por desesperación o agotamiento,
trabajando hasta horas intempestivas y, en el fondo, disfrutando con todas y
cada una de las dificultades y retos que esta nueva vida les planteaba. Empezaron
así pues las reuniones oficiales nocturnas, donde ese grupo dejaría de ser unos
simples compañeros de clase para convertirse en un grupo de amigos que dejaría
huella en todos y cada una de sus mentes.
Pero si hubo algún momento clave en la evolución de este grupo
de personas fue la dura prueba de convivencia que tuvieron que superar en
aquella casa alejada de la mano de Dios. Dos días y, sobre todo, dos noches en
las que todo el good feeling que durante los meses anteriores se había
demostrado salió a la luz con fuerza, consiguiendo que esa experiencia quedara ya consolidada como la muestra y símbolo de la
amistad y unión de ese grupo B. Dos días y dos noches que dieron para mucho…
Muchas anécdotas, muchos recuerdos, muchas experiencias, muchas sensaciones,
muchos sentimientos… Muchos momentos... Fue un punto de inflexión para ellos,
un cambio en la visión hacia los demás, un cambio en la perspectiva de ese
grupo de amigos que, sin darse cuenta, y gracias a momentos como esos y a sus
propias actitudes, se estaba convirtiendo en algo más.
La segunda parte del curso entró con fuerza, era momento de
ver hasta qué punto era capaz de llegar cada uno. La cosa se iba poniendo cada
vez más negra y esa montaña de trabajo parecía no tener fin. Se repitieron
entonces, pero a mayor escala, las noches en vela, las tazas de café, los
Monsters, los nervios, los “hostia que no llego”, los bajones, los
errores fatales, las desesperaciones al catarse del fallo, las preguntas
desesperadas al otro, los “que bien esta
esa lámina”, los “está muy mal” y los “vete
a la mierda”. Todo esto habría conseguido su objetivo de derrotarnos si no
fuera porque detrás de cada uno había toda una segunda crujía apoyando.
Hoy, se ha celebrado la probablemente última reunión oficial
nocturna de estos compañeros de clase. Hoy, se ha demostrado hasta qué punto ha
evolucionado este grupo de amigos. Hoy,
se ha demostrado todo lo que esta gente significa para cada uno. Hoy, se han
dado cuenta de lo duro que va a ser este tiempo sin poder estar a su lado, sin
sus risas, sus momentos, sus locuras… Su rutina. Hoy, se han dado cuenta de
todo lo que pudieron hacer y que, por no darse cuenta o por no elegirlo, no han
podido hacer con ellos en estos nueve meses de curso. Aún hoy, han descubierto
facetas de personas de su clase que no conocían y que, desde luego, desearían
haber conocido antes. Hoy, se quedan con la sensación de que podrían haber aprovechado más esas personas. Hoy, han sentido
una sensación diferente, una alegría triste. Casi todo ha terminado, y cuando
se dice casi todo, es casi todo. Hoy han deseado que esta última tarde-noche-amanecer no termine. Hoy, se habrán dado cuenta de que este grupo
de compañeros de clase, que pasaron en su momento a ser amigos, es, a día de
hoy, algo así como una familia. Una gran familia.
1ºB. II CRUJÍA