jueves, 31 de mayo de 2012

Mala pinta

El final de temporada tiene mala pinta. Ha pasado ya casi un mes desde que empezaron las malas sensaciones y la bajada en el rendimiento debido al 10.000m.l. y la cosa no mejora. Después de acudir al médico deportivo y presentarle los análisis se vio el problema: una fuerte bajada de los glóbulos blancos y subida de la creatinquinasa. Ahora, en cristiano: estoy hecho mierda. Los músculos están saturados y hay que parar. Esos fueron los resultados de los análisis de hace un mes, y por ahora, la cosa no mejora.

Esta última semana ya me había encontrado mejor, incluso pude hacer alguna seria más o menos decentemente, pero ayer, volvieron los fantasmas. Estaba previsto que disputara un 1.500m.l. junto con mis compañeros de entrenamiento. La sorpresa llegó cuando mi entrenado me dijo que le daba "yuyu" que compitiera en el milqui y que tenía que correr, haciendo de liebre, un 3.000ml, para a continuación hacer un 1.000 rápido para ver cómo estaba. El ritmo al que tenía que hacer el 3.000 era de 3:10min./km, en teoría, un paseo.

Se da la salida y después del primer kilómetro las piernas no van como deberían ir. Pulsaciones muy altas, sobre 184, cuando mi límite teórico son 188. En el último kilómetro el ritmo pesa mucho y suerte que en la última vuelta los que iban detrás pincharon y pude aflojar. Sino no llego. En meta, 9:34 y muy cansado. Y lo que es peor: 192 pulsaciones. Un desastre. Después de comentarlo con el entrenador, dejamos estar el 1.000 de después. Hay que recuperarse.

Ahora, la situación es la que sigue: estamos a 25 del campeonato nacional y con unas piernas que no responden. ¿Qué hacer? Calma, descansar y confiar en que los miembros inferiores despierten de su letargo. Complicada situación, sin duda. Pero hay una cosa que no me puedo permitir: rendirme. Elegí en su momento el campeonato de España en vez del viaje de estudios a Mallorca, ahora, hay que dejarse la vida por llegar en forma el 24 de junio a Avilés. Aunque eso sí, la cosa, tiene mala pinta.

jueves, 24 de mayo de 2012

Un mes crucial

En un mes, todo habrá acabado. En un mes, el curso y año más duro, exigente e importante de mi vida, habrá llegado a su fin. Hoy, 24 de mayo, y después de 8 meses de lucha, llega la recta final, los últimos 31 días de sufrimiento.

Creo que va a ser difícil que algún mes congregue tantos actos, eventos y compromisos como este que hoy mismo empieza. Desde el primer día, ya empiezan a presentarse citas, mañana mismo. En este caso se trata de la finalización de las clases, y a continuación, la fiesta de graduación en la que no va a faltar de nada. A partir de las 19:45 y en el IES Penyagolosa, empezará el acto: discursos, vídeos, canciones, monologo... Este último, será interpretado por el que aquí os escribe, junto a Luis Córcoles. Espectáculo asegurado. Después de todo ello, protocolaria cena con profesorado y luego, simplemente, a desahogarse. Hora de liberar tensiones. Eso si, el lunes culminamos el curso y le ponemos el broche final con el último examen así que habrá que hacer el esfuerzo.

Después de dos semanas de intenso estudio llegarán los 3 días que probablemente determinen qué seremos en el futuro: 12, 13 y 14 de junio, selectivo. Fecha marcada en rojo en el calendario en la que, ahora sí, se dará por finalizado el curso académico más jodidamente duro. No hace falta mencionar la importancia de tal evento, creo que la mayoría de los que hemos llegado hasta aquí tenemos muy claro a lo que nos enfrentamos, lo que verdaderamente significa esta prueba. En este apartado nada más a añadir. Bueno sí: suerte.

Cuando todo ello termine, seremos libres. Aunque no del todo. Después de decantarme por el campeonato de España en vez de acudir a la isla, los compromisos aún no se han agotado. Dos días después de acabar selectivo, tocará volver al instituto: espera la primera fase del grau mitjà.

Una vez terminado ese fin de semana y ya con el resto del mundo invadiendo el archipiélago, empezará la semana previa al nacional. Últimos entrenamientos, últimas vueltas agónicas a la pista. El jueves 21 a medianoche pondremos rumbo a Avilés, 12h. de autobús. Será el domingo, a las 21h., con las llegada a meta del 5.000m.l., cuando la temporada , en todos sus aspectos, toque a su fin. En ese momento, no hay más: fin.

sábado, 19 de mayo de 2012

El inicio

Caluroso agosto de 2001.  Martes 21. Se disputa la "I carrera a pie fiestas patronales villa de Azuébar". Gran ambiente en la zona donde se va a dar la salida. Muchos niños, entusiasmados con la carrera y, como en todo pequeño, deseando medirse al resto de sus amigos para ver quién es el mejor; muchos padres, que se han acercado para ver y disfrutar cómo disputan la carrera sus hijos; y en general, gente de todas las edades que se acercan a ver una amistosa e intrascendente carrera de pequeños.

Una gran parte de los chavales del pueblo, ante la novedad del acto, se inscriben y se plantan en la línea de salida. La gran mayoría nunca ha participado en una carrera. Otros, no han tenido aún ningún encuentro con el deporte. Pero nadie se echa atrás, todos quieren jugársela con sus amigos. Nervios entre los pequeños. En esto, Rubén es el jefe. Nunca puede parar, siempre corriendo a todos los sitios. Revoltoso como ninguno, puro nervio. Éste es el más pequeño de todos los de la carrera en estatura pero también de edad. Su padre se ha empeñado en que dispute la carrera ya que este ha sido corredor desde joven y quería enseñarle a su hijo este mundo. Junto a Rubén en la línea de salida, están algunos de sus amigos y familiares, como sus primos Jorge y Carlos. 

A continuación la carrera (tono épico inicial para mayor emoción):












A raíz de esta carrera el padre del pequeño Rubén decidió apuntarlo, un mes después, a la escuela de atletismo de Castellón. A día de hoy, y 11 años después, el pequeño Rubén ya no va corriendo a todos los lados pero el correr le lleva a todos los lados. A día de hoy, agradece y mucho que su padre le enseñara  ese mundo. A día de hoy, esa carrera amistosa e intrascendente se ha convirtió en el inicio de algo que sigue funcionando y que constituye el pilar más importante de la vida del niño, que hace 11 años, era el pequeño Rubén.

jueves, 10 de mayo de 2012

El post 10.000

La dureza del 10.000 no acabó con el 25º paso por la línea de meta. Esta semana  ha sido dura, bastante. Las 25 vueltas me han dejado tocado y entrenar con normalidad esta semana ha sido algo fuera de rango. Sensaciones extrañas, pulsaciones por las nubes y ritmo bajos que se convierten en insostenibles. El gran esfuerzo físico del jueves esta siendo difícil de recuperar y aún hoy, una semana después el ritmo del entrenamiento ha tenido que ser bastante inferior a lo habitual.

Vendaje de ánimo al Villareal C.F.
A parte de esa sensación de cansancio y pesadez de piernas, apareció otro problema, esta vez, en las series del martes. El entrenamiento consistía en 15x500 a 1'30. Mi soleo derecho solo aguantó el primero de ellos. El mismo punto de toda la temporada, el mismo músculo, el mismo problema: después de un éxito, volvían los fantasmas. Lo que ya me fastidió los campeonatos de España aparecía de nuevo, eso si, más levemente. Lo bueno es que esta vez el dolor no aparecía en rodajes lentos, por lo que esta semana me he dedicado únicamente a este tipo de entrenamientos. Hoy el dolor ha sido menor y me ha permitido entrenar un poco más fuerte pero aún sin llegar a los niveles normales. Después ha tocado y el veredicto ha sido una sobrecarga leve, por lo que ha tocado apretar fuerte, poner agujas con corrientes y luego vendar.

Poco antes de esto ha llegado la sorpresa de la semana. La mayoría de mis compañeros de entrenamiento habían estado llamados a participar en el campeonato autonómico de clubes que se disputa el domingo pero yo no estaba en esa lista. Ante esta situación, correría el sábado el 15k. de Massamagrell como estaba previsto. Pero hoy, y viendo que la pierna mejoraba, el míster me ha confirmado que el domingo a las 11:05 volvía a reencontrarme con la pista: 3.000m.l. Así que Pepe Ortuño ha optado por la vía rápida "corres el sábado el 15k. y el domingo el 3.000". Pues nada, sean cumplidos sus deseos.

Espero que la pierna mejore rápidamente y pueda aguantar las dos competiciones que estarán separadas por menos de 24h., todo un reto. Por el momento, contento con los avances en la lesión y con ganas de correr tanto los 15km., que cómo ha dicho Pepe, será un rodaje, como el 3.000 del domingo, que será una prueba para afinar en vista al 5.000m.l. del campeonato de España. Un post-10.000 de contrastes.

viernes, 4 de mayo de 2012

La vida te devuelve lo que le das


Llegaba la hora. Después de un intento fallido por el viento, tocaba volver a enfrentarse al coloso del atletismo: los 10.000m.l.. Esta vez no habrían impedimentos, nada que obstaculizara el desarrollo normal de la carrera. Tarde perfecta para correr.

Llegada a pista y la música suena en el mp3, concentrado, menos tonterías de lo normal. En la cabeza, dos pensamientos enfrentados. Por una parte, presentes las malas sensaciones del último entrenamiento de calidad que hice el lunes, por otra, un sentimiento (no se si fruto de la rabia acumulada de este año, el esfuerzo dedicado a esta carrera o de las ganas de demostrar) que me decía que tenía que terminar esa carrera de la manera que fuera, en las condiciones que fueran necesarias, incluso andando. La retirada no figuraba en mis pensamientos. Se acerca el momento, solo 4 atletas en la línea de salida: David Morcillo (3º de Europa en 2.000 obstáculos), Víctor Ruíz (internacional con la selección Española), la liebre (atleta de renombre internacional) y yo. Mucha calidad en muy pocos metros. 25 en el cartelito de las vueltas. Se da la salida.


La liebre delante, detrás Morcillo, Víctor y último yo. Primeras vueltas a ritmo pero que se me hacen eternas pero con unas sensaciones muy buenas y con la cabeza en su sitio: "vamos a por ello". Primer punto clave, paso por el 2.000: 6:19, vamos en ritmo. Las vueltas cada vez pasan más rápido y con pequeñas subidas y bajadas de ritmo para seguir a la velocidad indicada. Todo normal hasta el ecuador de la prueba, los 5.000m., pasando en tiempo de mínima mundial (15:44). Pero llega la primera sorpresa. El ritmo se incrementa ligeramente y David se descuelga un poco de la liebre, pasando Víctor a la segunda posición y quedándome yo detrás de David un poco por detrás. 200m. después David se retira, se me viene el mundo encima: la liebre y Víctor me sacan más de 20m. y me quedo solo. Me recompuse, sabía que tenía que llegar hasta ellos y eso es lo que hice. Hice el esfuerzo, subí el ritmo y en menos de 1 minuto ya estaba detrás de ellos.

La carrera se normaliza pero no por mucho tiempo. Se vuelve a subir el ritmo y eso me cuesta volver a quedarme solo. En ese momento asumí que tendría que hacer en solitario los últimos 4km. En el paso por el 6.000 vamos 2 segundos por debajo de la mínima y poco después, otra sorpresa. Víctor se abre en la curva y se detiene, quedándome mano a mano con la liebre con casi 4km. por delante. Voy tan concentrado que no le doy importancia, es más, lo utilizo como una motivación extra. En ese momento la  liebre está lejos y saco fuerzas para gritarle "¡eeeh!", lo que hace que baje el ritmo y pueda volver a engancharme. En el cartelito ya no aparecen 2 dígitos, ya no queda nada. A partir de ese momento, los gritos de los compañeros de entrenamiento, entrenadores, atletas que habían decidido quedarse a ver la carrera y, en definitiva, mucha gente, empezaron a intensificarse, empecé a sentir su apoyo. El paso por el 8.000 es lento, vamos 6 segundos por detrás. Solo 5 vueltas indica aquello, es hora de correr, es hora de morir. La gente sigue animando, me vengo arriba y el ritmo no decae.

Último kilómetro. Empiezan a venirme cosas a la cabeza. Imágenes de Gijón, donde cuaje la peor carrera de mi vida, imágenes de San Sebastián, donde me descalificaron por algo que aún no se qué es, imágenes de pascua, donde no pude tener vacaciones por preparme para el 10.000, imágenes de porqué tenía que seguir. Eché el resto. A falta de dos vueltas cerré los ojos y dí el máximo. Última vuelta, mucho ruido y la imagen cruzando la línea de meta aparece en mi cabeza, otro empujoncito. Recta de meta, últimos metros echando mano de todos los músculos posibles. Fin.

Sin conocer la marca un sentimiento de felicidad y desahogo me invade. Ya está, lo has conseguido, has terminado. Se que no tengo la mínima, nadie grita. Me da igual, haber acabado es suficiente. Pregunto al entrenador: 31 minutos 42 segundos 73 centésimas, 4ª mejor marca de España. Soy feliz. El trabajo de todo el año que se había resistido a asomarse, ve por fin la luz. Ha sido duro, la carrera más sufrida de mi vida, tanto física, como psicológicamente, y por ello, estoy contento. Por saber que he sido capaz de controlar mi mente para controlar mi cuerpo, por saber que no se podría haber hecho más y por saber que, como me dice un amigo, "la vida, te devuelve lo que le das".


martes, 1 de mayo de 2012

Una decisión menos

17 años, segundo de bachiller: año de decisiones. Algunas de ellas te marcarán para el resto de la vida, otras, serán fruto de arrepentimiento o alegría. De una de estas últimas os voy a hablar en esta entrada aunque ya lo hice en otra anteriormente.

Desde que se empezó a planear y las fechas empezaron a salir, tenía pendiente la decisión de qué hacer en esa maldita semana del 16 al 23 de junio. El panorama no era ni mucho menos sencillo: por una parte, el campeonato de España de aire libre, por otra, el viaje de graduación a Mallorca. Qué jardín. Muchas veces lo he pensado, pros y contras, posibilidades y aspiraciones. Desde un principio he sido un mar de dudas, no sabía lo que hacer, aunque en todo momento ligeramente decantado hacia la competición.

El momento llegó, llegábamos al día límite de pago del viaje, se acabó el tiempo, había que decidir. La situación indicaba que, salvo milagro, compaginar el viaje y el campeonato iba a ser imposible: el autobús del club, única forma de llegar a Avilés ya que mis padres tienen compromisos esos días, salía el jueves 21. Las fechas de salida iban desde el 14 hasta el 16. La única posibilidad de llegar era salir hacia Mallorca el jueves 14, día de finalización del selectivo. La cosa pintaba muy negra, aunque quedaba esa mínima posibilidad, así que esperé a ver que pasaba. Sabía que existía la posibilidad pero también sabía que a la gente no le haría gracia salir 4 horas después del último examen de selectividad, así que, cuando las votaciones dieron como fecha de salida el sábado 16, no me llevé ninguna decepción. ¿Lógico?, sin duda. ¿Entendible?, por supuesto.

Estocada definitiva al mal de cabeza, a esa duda que desde hace meses me hacía debatir entre una semana de fiesta "que nunca más vas a volver a tener" y un campeonato de España "que tienes todos los años y en el que al ser de primer año no tienes nada que hacer". Pues sí, para la incredulidad de unos, o simplemente, para el regocijo de aquellos que dicen "qué tonto estás", mi decisión es la de ir a competir el próximo 24 de junio a la pista asturiana de Avilés. Mi decisión es la de cambiar esa semana de fiesta sobrenatural por el sufrimiento, por el dolor, por el sacrificio, por aquello que me ha hecho persona, por aquello que desde los 7 años me lleva haciendo feliz, por mi particular forma de disfrutar la vida. ¿Tonto? No, simplemente elijo lo que me hace feliz. Una decisión menos.